Los Mayos en el municipio de Sariegos

La tradición de los mayos la recupera en el municipio de Sariegos La Asociación Sociocultural La Panzuela, de Pobladura del Bernesga, en mayo de 2007. En aquel momento, entrevistan a los mayores del pueblo para conocer algo más sobre ella y lo publican en su revista «Un cuaderno para el recuerdo II » 2007. Transcribimos aquí aquel reportaje:

«El recuerdo más antiguo que hay del Mayo lo tienen dos personas de Pobladura del Bernesga, Angela Sierra y Amador Sierra. Cuentan que se trataba de un muñeco relleno de paja colocado en un palo que se ponía en el pueblo. El origen del palo empleado vendría relacionado con la «fiesta del árbol». Era un día que las maestras facilitaban chopos y otros árboles a sus alumnos y éstos iban a plantarlos. Los chopos empleados para el Mayo se plantaban en una huerta situada actualmente en la calle La Rana, formando así un pequeño vivero. Cuando pasaban varios años y se consideraba que había un árbol esbelto y grande, éste se destinaba para poner el Mayo. Así que los últimos días del mes de abril, los mozos de Pobladura cortaban un árbol, le quitaban las ramas y pelaban la corteza. El lugar en el que se ponía era en las cercanías de la calle Entretierras, allí no había casas, era una pradera donde los domingos iba la gente a bailar y a tocar el tambor y la chifla al son de panderetas. Hacían una poza con la barra y era colocado el 30 de abril al atardecer con el fin de que a partir del 1 de mayo todos pudieran observarlo.

«El muñeco era del tamaño de una persona adulta, se le ponían dos palos formando una cruz y se le vestía con ropas de hombre: pantalón, camisa, chaqueta, visera, guantes…. y se le rellenaba de paja. No existía una fecha fija para quitarlo, a veces estaba hasta mediados de junio. El destino del Mayo no se sabe con certeza donde acabaría, lo más seguro quemado.

«El último Mayo que se colocó en Pobladura fue en el año 1936. Dicho año se puso en la veleta de la torre de la iglesia antigua (situada en la calle Camino de Lorenzana) y se le puso en una mano la hoz y en la otra el martillo. Por circunstancias de aquella época no fue aceptado y se quitó inmediatamente. Llegó la guerra civil española y este símbolo relacionado con uno de los bandos no se volvió a colocar «.

En el año 2007, la Asociación La Panzuela de Pobladura del Bernesga recupera la tradición de los mayos pinando un monigote que se prepara en una nave al estilo más antiguo, como recordaban los mayores, rellenando de paja unas ropas viejas:

Durante muchos años La Panzuela continúa con esa tradición en la localidad de Pobladura del Bernesga; en 2008 y 2009 el muñecote se rellena de paja y es un hombre, posteriormente se pasa a realizar una pareja, cada año con atuendos más sofisticados, representando momentos de la vida en pareja, desde que se conocen, hasta la boda o el nacimiento de un hijo:

En 2017, la Asociación Tierra Negra se propone recuperar también los mayos en Sariegos, a través de un grupo de costura con mucha participación, se realizan los muñecos de Adán y Eva. Podemos tener el recuerdo gracias al reportaje que del proceso realizó Moñi De Castro:

Una vez realizados los muñecos, se procede al «pinado» en un jardín o zona bien visibles, con gran fiesta y algarabía. De nuevo, Moñi de Castro nos ofrece el reportaje del pinado en Sariegos en el año 2017:

Durante 2018 y 2019 tanto La Panzuela como Tierra Negra continúan con la tradición del pinado de los mayos, pero esta fiesta de la primavera se ve interrumpida drásticamente en 2020 por la pandemia del Covid19.

Mayos colocados en 2018 y 2019 en Sariegos por Tierra Negra. F: cortesía de Rocío V.A.

Los mayos de «pinan»

A finales del mes de abril los jóvenes del pueblo buscaban un buen árbol para su colocación, que en Pobladura eran chopos que Se plantaban para tal fin. Se hacía un buen hoyo para sujetarlo y se izaba; a este proceso, en Pobladura se le conoce con el nombre de «pinar el mayo» , nombre que también recibe en otras localidades de la provincia de León. Si era preciso, colaboraban los hombres del pueblo. Este momento se vivía con gran fiesta y diversión, normalmente se hacía una merienda que en la antigüedad era sobre todo de mozos, pero que recientemente se une todo el pueblo. En los últimos años, antes de la pandemia, incluso se hacían representaciones teatrales con respecto a la imagen que representaban los mayos. En las fotos que presentamos a continuación, algunos momentos del pinado y de la fiesta vividos en Pobladura del Bernesga y en Sariegos antes de la interrupción sufrida en esta tradición por causa de la pandemia:

Tras la pausa de 2020, el reinicio en 2021

La pandemia paralizó la mayoría de actos sociales y culturales en nuestro país, para que de nuevo las tradiciones no queden en el olvido en 2021, con las medidas de seguridad precisas, se levantan de nuevo los mayos en estas dos localidades del municipio. En esta ocasión, el sentimiento de fiesta y picardía se transforma en un sentimiento de gratitud y solidaridad mostrando un recuerdo hacia quienes nos han cuidado y protegido durante un año difícil, y así, nuestros mayos, quieren hacer un homenaje al todo el personal sanitario que ha velado por nuestra salud.

Una antigua tradición que llega desde la prehistoria

La tradición de los mayos es una ceremonia primaveral festividad de transición de la primavera al verano de origen muy antiguo que parece remontarse hasta épocas neolíticas. Se encuentran en toda Europa multitud de ritos cuyo sentido darle la bienvenida al mes de mayo, como renacer de la naturaleza. El árbol como principal protagonista de la naturaleza, sirve al mismo tiempo de diversos ritos que se relacionan con ella ritos y ceremonias encaminados a conseguir la abundancia de cosechas, a celebrar el final del invierno o a festejar la recolección de los primeros frutos. Ciertamente, así informan en Pobladura del Bernesga al investigador David Gustavo López, cuando se le dice que «antes lo colocaban para que las cosechas no se echasen a perder».

Como bien indica José María Martínez Laseca: «Todos los pueblos han sentido a lo largo de su dilatada historia gran admiración por el renacer cíclico del mundo vegetal, así como por el final del invierno y el comienzo del verano, del buen tiempo, de cuando fructifican la mayoría de las plantas. Y dentro de esa mentalidad popular, mayo es concebido como el mes del esplendor de la vegetación, el mes de las fiestas y el mes amoroso por excelencia».

Todos estos ritos de mayo tienen un origen común; y este origen hemos de buscarlo necesariamente en la prehistoria de nuestro continente (Julio Martínez), «el Viejo Continente debía ser en realidad un enorme y gigantesco bosque, no es de extrañar que en esa primera época, existiese un verdadero y real culto a los árboles como los dioses más antiguos de Europa .

En León se conservan tres modalidades de celebrar el mayo según la investigación de Gustavo David López publicada en 2018: «árbol de mayo», «mayo monigotes» y «mayos vivientes», y en las localidades de Pobladura del Bernesga y Sariegos se realiza el mayo monigote. En el mapa que el investigador David Gustavo López propone se recoge así situado:

Los jóvenes esperan la tradición

Para cerrar el artículo presentamos una redacción de una niña de Pobladura del Bernesga en el año 2012 sobre los mayos:

DOCUMENTACIÓN:

FERNÁN, Jorge (2000): La fiesta de Los Mayos en Fuentepelayo (Segovia). Revista de Folklore nº 240.

LÓPEZ, David Gustavo (2918): La fiesta de los mayos. Revista de Antropología y Tradiciones Populares. Nº 1, enero 2018. pp 29-35

MARTÍNEZ LASECA, José María (1991): ¡Pinguemos los mayos!. Revista de Folklore nº 121.

MARTÍNEZ, Julio: Origen y significación de los árboles «mayos». Institución Fernando el católico. Diputación de Zaragoza.

TEMIÑO LÓPEZ-MUÑIZ, M. Jesús (1997): Enramadas, mayos y plantas protectoras en el ciclo festivo burgalés. Revista de Folklore nº 197.

«Un cuaderno para el recuerdo II » 2007 Ed. Asociación Sociocultural La Panzuela

PARA SABER MÁS:

Asociación La Panzuela de Pobladura del Bernesga. Blog

ECOS

AHORA LEÓN: Los mayos se dejan ver en Sariegos.

DIARIO DE LEÓN: Sariegos recupera este año su celebración de los Mayos.

DIARIO DE LEÓN:Sariegos recupera la tradición de los mayos y se la dedica a los sanitarios.

LEÓN NOTICIAS: Sariegos prepara sus Mayos más emotivos

Ritos antiguos de la Semana Santa en el municipio de Sariegos

La Semana Santa comienza el Domingo de Ramos. En la misa que se celebra este día se bendicen los ramos que solían ser de laurel, aunque posteriormente se llevaban también palmas que, una vez bendecidas, podían colocarse en los balcones para protección de la casa, si así se deseaba.

El Vía Crucis

El Jueves Santo por la tarde se celebraba el Vía Crucis o Camino del Calvario, rezando de este modo:

Miserere y Oficios de Tinieblas

En los días centrales se oficiaban los Oficios de Tinieblas desde el siglo V hasta el Concilio Vaticano II, clausurado en 1965; después, continuaron los oficios de Jueves y Viernes Santo con un ritual diferente, hasta nuestros días. El oficio de estos tres días consistía en una especie de servicio funerario, o elegía, que conmemoraba la muerte de Jesucristo. 

El Jueves Santo, por la noche, se cantaba el Miserere.

Recordemos que en fechas de Semana Santa toda la vida había de ser reservada y recogida, por lo que el modo de vestir era sobrio y estaban cerrados los lugares de ocio.

Para la celebración de los Oficios la iglesia se mostraba más oscura de lo normal, no tenían luz eléctrica y sólo unas pocas velas iluminaban este escenario, se recreaba un ambiente respetuoso por la muerte de Jesucristo y a la vez sobrecogedor para los fieles.

En prácticamente toda España, se cubrían los altares con telas negras o moradas y se colocaba un altar alternativo, con una decoración muy especial, al que se conocía con el nombre de «Monumento» que se hacía para albergar la reserva del Santísimo. Se tapaban, igualmente, todos los santos en sus hornacinas con telas oscuras.

Como relata D. Alfredo Álvarez en su obra anteriormente citada, este monumento lo «vestían» las mujeres el Miércoles Santo. «Este consistía en una estructura de madera en forma de escenario teatral, que se colocaba delante del altar mayor, y donde el supuesto telón estaba compuesto por sábanas y colchas que aportaban las mujeres de cada familia. En ocasiones, estas sábanas o colchas sólo se utilizaban para este ritual».

«Sobre la estructura de madera se colocaban tres arcos ( en alusión a la Trinidad), hechos con mimbres, y las escaleras del altar, que también estaban cubiertas con sábanas o colchas, se llenaban de flores silvestres, normalmente claveles, margaritas… etc., que se recogían en algunas zonas como Las Barreras. Indudablemente, el aspecto de toda la nave de la Iglesia, con el Monumento al frente y las figuras del altar cubiertas.

Monumento realizado por las mujeres en Pobladura del Bernesga , de aspecto más modernizado que los antiguos con telones oscuros.

En la Semana Santa, Miércoles, Jueves y Viernes Santo, se había prohibido el uso de metales en las iglesias, campanas o campanillas dejaban de sonar en señal de duelo por la muerte de Jesucristo, y la convocatoria de oficios en esos tres días se haría mediante carracas o matracas de madera.

Carracas y Matracas de Pobladura del Bernesga en una exposición de 2007

Antiguamente, la iglesia estaba tenuemente iluminada por un conjunto de velas que se colocaban en el Tenebrario. El Tenebrario se colocaba delante del altar y al lado de la Epístola. Era una estructura triangular con quince velas, siete a derecha y siete a izquierda flanqueando a una de mayor tamaño en el centro. Según versiones, las quince velas representan a los once apóstoles (se exceptúa a Judas), las tres Marías y la central podría ser Jesucristo. El triángulo simboliza la Santísima Trinidad.

El oficio consistía en una serie de salmos que, según se iban cantando se iban apagando las luces por riguroso orden: la primera, la más baja del lado del Evangelio; la segunda, la inferior del lado de la Epístola; la tercera, la situada inmediatamente a la primera; la cuarta, la contigua a la segunda…y así, sucesiva y alternativamente, se iban extinguiendo todas las velas del candelero menos la vela central.

Al apagar la última vela, al decir el sacerdote «Qui tecum«, la iglesia entraba en estruendo de matracas, carracas, matracones y demás instrumentos de madera, tocados por los niños, simbólicamente esto representa la convulsión de la naturaleza que siguió a la muerte de Jesucristo.

Oración ante el monumento en Pobladura del Bernesga, años 80:

Procesión del Jueves Santo: El Rosario de la Buena Muerte.

El Jueves Santo, por la noche, en Sariegos, se procesionaba a hombros una imagen de la Virgen mientras se cantaba el rosario de la Buena Muerte. Siguiendo a D. Alfredo Álvarez » La procesión hacía una parada que era diferente cada año según se dirigiera al Barrio de Arriba o al Barrio de Abajo. Si se dirigía hacia el Barrio de Arriba esta parada se efectuaba delante del Ayuntamiento, y si la procesión se hacía hacia el Barrio de Abajo, se paraba en la Plaza del Barrio de Abajo».

En Pobladura el Rosario se rezaba en el interior de la iglesia, siguiendo las estaciones que se encuentran en la pared. El sacerdote las va recorriendo con algunas personas que llevan la cruz. En cada estación, la cruz es llevada por una persona diferente. La mayoría de los fieles se encuentran en sus bancos, mientras algunos van dirigiendo el rosario recorriendo las estaciones.

Sábado Santo

El Sábado Santo se celebraba una Misa de Gloria a las 12:00 de la noche con la bendición del fuego y del aua; al terminar, se llevaba un poco de agua bendita para casa, por si había que bautizar a algún niño de socorro y para bendecir la casa.

El Domingo de Resurrección en Azadinos

En Azadinos (y antiguamente en Sariegos), se celebraba un encuentro haciendo un procesión en el exterior, alrededor de la iglesia. Se encontraban una imagen de la Virgen del Rosario con el Sagrado Corazón de Jesús. En el momento del encuentro, se le cambiaba el velo a la Virgen, quitándole uno negro para ponerle el azul turquesa, color tradicional de la Virgen María.

Imágenes que salen en procesión el Domingo de Resurrección en Azadinos

Durante la procesión, se entonaba este canto:

Para saber más:

Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes: El Rosario de la buena Muerte.

En el disco Cuaresma, Semana Santa y Pascua en Castilla y León. [Grabación sonora] / arreglos y adaptación, Joaquín Díaz. Urueña (Valladolid) : Barlovento Músicas, DL. 2003 Fundación Centro Etnográfico Joaquín Díaz

Catedral de León: Replica exacta de la matraca de la Catedral

Sonidos de la Semana Santa: carracas, matracas y tabletas.

DOCUMENTACIÓN

ALVAREZ ALVAREZ , ALFREDO (1994): El pueblo de Sariegos; pasado y presente. Historia, ritos, arte y convivencia. LE- 730- 1994

JOAQUÍN DÍAZ: Rosario de la Buena Muerte.

AULA DE LA MUJER (1999): El pueblo de Sariegos. Actividad organizada por el CEAS de La Magdalena con la Asociaicón San Julián Martir y seindo monitora Carmen García Aradas.

Puente de La Pontona

Mucha gente desconoce la existencia de un puente que se encuentra en el paraje de Sariegos conocido como “La Pontona”. Se trata de un puente que pasa sobre la presa del Bernesga y que tuvo mucha importancia para los habitantes de Sariegos y de los pueblos limítrofes. No es fácil acceder a él y su estado no permite que se utilice, pero se puede observar, ya que se encuentra en las proximidades de la CL-623 enfrente del acceso que existe para ir a la pasarela de Sariegos que comunica con el Ayuntamiento y muy próximo al molino del Coto.

La información sobre este puente queda muy bien recogida por Alfredo Álvarez, vecino de Sariegos, en su libro «El pueblo de Sariegos: pasado y presente. Historia, ritos , arte y convivencia»

León, provincia de ríos, cuenta con un número de puentes posiblemente único con respecto a otras provincias; en el decir popular, muchos de ellos son catalogados como romanos, si bien, los últimos avances tecnológicos y nuevos estudios arqueológicos nos permiten confirmar que esto no es así, hasta el punto de que podríamos decir que en nuestra provincia no quedan puentes romanos.

Según M. Durán Fuentes no se pasarían de 36 puentes romanos en toda España, la provincia de León, recorrida por varias vías romanas según el Itinerario de Antonino, no conservaría ningún puente original, según el último catálogo de puentes romanos en Hispania realizado por M. Durán Fuentes.

Pero, es lógico que quede esta imagen en la transmisión popular pues el método de construcción de los mismos apenas cambió desde los romanos hasta avanzado el siglo XVIII, donde los ingenieros innovaron nuevos modos de construir a partir de introducirse el hierro colado y el cemento.

Es a partir del siglo XVIII, cuando se crea el Cuerpo de Ingenieros Militares de España (1711) y sus Ordenanzas (1718), cuando se empiezan a estudiar y datar la mayoría de caminos y puentes, es tal el énfasis que se pone tanto en el estudio de caminos y puentes como en la innovación en su construcción, que se puede decir que el siglo XVIII es el siglo de «hacer caminos»; y posiblemente, de finales del s XVIII sea nuestro puente.

La mayoría de los pequeños puentes de nuestra provincia han sido tradicionalmente tenidos por romanos, cuando, en muchos casos, son fruto de las reformas o nuevos trazados que se llevan a cabo en época moderna y, sobre todo, con motivo de la profunda renovación que los Borbones establecen en el sistema de comunicaciones en España. Pero, esta catalogación como construcción romana puede entenderse como normal si pensamos que ese modo de hacer, definido por su solidez y firmeza, no cambió durante muchos siglos y el calificativo de obra romana podría entenderse como «al modo romano», pues hay que tener en cuenta el alto valor que se da al modo de construir de los romanos por su interés en construir bien y que sus obras se perpetuasen. Si bien es cierto que muchos de estos puentes no pasan de dos siglos de historia, también es cierto que tienen un alto valor por su estilo constructivo y por formar parte de un paisaje que ya se valora como bien cultural de un país o lugar.

Imagen del Puente de La Pontona donde se observa con gran detalle el modo de colocar las piedras.
Imagen del Puente de La Pontona donde se observa con gran detalle el modo de colocar las piedras.

La desaparición de muchos puentes en nuestra provincia ha sido en su mayoría por causas naturales de grandes crecidas, pero también por el gran ataque que sufrieron por las fuerzas napoleónicas para inutilizar caminos, por ello, la mayoría, fueron reconstruidos o levantados de nuevo.

Fotografías del puente en la actualidad, marzo de 2021
Fotografías del puente en la actualidad, marzo de 2021

El topónimo Pontona

Nos dice Alfredo: “La Pontona es otro de los topónimos que necesitan de una explicación. Se trata, sin duda, de una alusión al mal llamado puente romano, que es, en realidad, una pontona, es decir un pequeño puente sobre la presa del Bernesga, presa que, no parece tener un origen romano, por lo que el puente tampoco lo tendría. En todo caso, de la Pontona parte El Camino de las Reguerinas, antigua entrada del pueblo de Sariegos desde la carretera de Caboalles, construida a finales del siglo pasado, y que, sin duda, a un pueblo agrícola entonces como era Sariegos, le supuso una mayor comodidad a la hora de transportar a la capital los productos de sus huertas. Productos que debían ser cultivados y trabajados con los pocos medios de que disponían los sariegüenses de entonces”.

Buscamos el término «pontona» y no lo encontramos en la RAE

La Cátedra de Estudios Leoneses lo define como pontón o puente construido antiguamente con listones de madera sobre los que se colocaban ramas atravesadas mezcladas con tapines; actualmente son construcciones de cemento y piedra». Así encontramos también la denominación del puente de la localidad de Palacios del Sil: a la salida del puente denominado «La Pontona» (BOP 125 30-06-11)

Pero, en la zona de Sariegos se conoce como La Pontona a todo el terreno alrededor del puente, y es el concepto de «finca» cercano a una presa, o que puede embalsarse agua en ella bien para riego, bien por inundación de la presa el que más encontramos en la documentación revisada. Este término lo encontramos así definido en muchos apartados del Boletín Oficial de la Provincia, haciendo alusión a cuestiones diversas: obras, enajenaciones,… BOP 11 agosto 2009: «Localización, sitio pontona de la presa, San Andrés del Rabanedo s/n

En el Sur de la Península, el término pontona se usa para denominar barcas, generalmente barcazas planas, y queda pendiente de realización algún estudio sobre el uso de barcas para el cruce delos ríos en nuestra provincia. ¿Podría usarse este término con este significado?

También se utiliza la palabra pontona en León para referirse a zonas o procesos que se requieren en la construcción de un puente sobre una presa.

Lo que sí parece ser es que el término «pontona» está más bien ligado a presas que a ríos en nuestra provincia, y que puede ser similar al concepto de «balsa» que igualmente se utiliza como barcaza o como zona donde remansa el agua, y también con el uso de puente pequeño.

El puente de Sariegos ¿Pagaba portazgo?

El portazgo era una cantidad que se pagaba por derecho de pasar un puente con el fin de mantenerlo y repararlo, lo que se creó ya que el Estado no costeaba suficientemente su construcción y mantenimiento. Pero en general, acabó cobrándose sin que redundase en el beneficio de la construcción. Con la desamortización de Mendizábal se acabo con esta obligación. Desconocemos si esta costumbre se venía haciendo en el puente de Sariegos.

DOCUMENTACIÓN

ALVAREZ ALVAREZ , ALFREDO (1994): El pueblo de Sariegos; pasado y presente. Historia, ritos, arte y convivencia. LE- 730- 1994- pag. 21

CABERO DOMÍNGUEZ, GREGORIA, coordinadora; varios autores (2011): Caminos históricos en León. Caminos y puentes antiguos en la provincia de León: Problemas de identificación y conservación desde la arqueología. Junta de Castilla y León. Fundación Hullera Vasco-Leonesa

DURÁN FUENTES, MANUEL(2002) : Identificación de puentes romanos en Hispania. Publicado en la Revista Obra pública Ingeniería y Territorio nº 57. Monográfico Ingeniería e Historia III.CICCP Diciembre 2001

DURÁN FUENTES, MANUEL(2004): Técnica y construcción de puentes romanos.

FERNÁNDEZ TROYANO, LEONARDO (2014): Los puentes del primer periodo y sus constructores. Puentes de piedra y de madera.

RABANAL ALONSO, MANUEL ABILIO: La vía de la Plata en León y la Vía de León a Asturias: De calzada Romana a vía de Peregrinación a Santiago. Universidad de León.

CÁTEDRA DE ESTUDIOS LEONESES.

Los molinos en el municipio de Sariegos

Imagen

León es tierra de molinos, llegando a ser la provincia con más molinos hidráulicos, en el Catastro del Marqués de la Ensenada se llegan a citar hasta 4.497, la mayoría harineros, aunque también los hubo de linaza. En nuestro municipio contamos con seis molinos hidráulicos que aprovechaban el agua de la Presa del Bernesga para moler el grano, para hacer funciones de serrería e incluso producir electricidad.

Son edificios grandes que sirven de testimonio de una época que representa una parte de nuestra economía municipal y que sirvieron como centro de la vida social de los habitantes de entonces, formando parte del patrimonio cultural y etnográfico de la zona. Los molinos tenían una gran importancia pues sin ellos la producción de cereal en la provincia no tenía sentido, constituían el sector industrial más importante de nuestra provincia, no obstante, con la industrialización, perdimos prácticamente toda referencia a ellos salvo las aquí citadas.

Algunos de ellos están abandonados, rehabilitados o habilitados con un denominador común, ser víctimas del progreso y del desarrollo del mundo moderno. En torno a los años 60 y 70 comenzó el declive de este tipo de molinos, coincidiendo con la implantación de las grandes empresas harineras que hicieron que no fueran productivos, ni competitivos, ni rentables. A todo ello se suma que los habitantes de los pueblos del alfoz comenzaron a trabajar no tanto en la agricultura y ganadería como en el sector servicios, de ahí que las tierras se trabajaran menos porque requerían mucho esfuerzo y dedicación, no teniendo buenas contraprestaciones económicas, cosa que la construcción y otros sectores les proporcionaban.

Como curiosidad cabe apuntar que la siembra del centeno se solía dar en los pueblos de Azadinos, Pobladura del Bernesga y Sariegos. En cambio el trigo se sembraba en Carbajal de la Legua. El tipo de arcilla de caliza era el factor que determinaba la siembra del cereal según la zona.

Vamos a conocer los molinos que están y han estado en el municipio de Sariegos.

Fotografía del libro coordinado por Alfredo Álvarez Álvarez «Mira Sariegos».

MOLINO DEL PISÓN o «MOLINO DE MARCELIANO»

No se sabe muy bien el origen del molino del Pisón, se tiene referencias en el Catastro del Marqués de la Ensenada (1749), cuando se habló de Pobladura del Bernesga se cita que “hay un molino maquilero, de dos ruedas, que llaman el de Arriba y muele centeno». Es propiedad de los herederos de D. Pedro Rodríguez Valcarce, vecino que fue de León y lo administraba Ambrosio Rodríguez, vecino de aquella ciudad. Los Diccionarios de Miñano (1826-1829) y de Madoz (1845-1850) no aluden a molinos.

En un Boletín de la Provincia de León de 1956 encontramos una pequeña descripción: consta de un edificio de 36 metros lineales de fachada por nueve de fondo y se encuentra sobre una finca de una hectárea aproximadamente.

El molino del Pisón, en su última época, ha sido conocido con el nombre de la persona que era propietaria, así que toda la gente del municipio lo recuerda con cariño con el nombre del “Molino de Marceliano”. Según testimonio de su familia directa este molino lo compró la familia y como eran muchos hermanos (11 hermanos varones) el resto adquirió otros molinos y Marceliano se quedó con éste.

Fueron años de mucho trabajo, allí se molía el cereal de la zona, sobre todo centeno y trigo. Marceliano iba con un carro y un caballo por los pueblos para recoger los sacos de cereal, los llevaba a moler y los devolvía a los dueños. En su última etapa se molía para las fábricas de pienso de León pero el avance de las fábricas hizo que estos molinos no fueran rentables.
El cariño y la entrega del molinero hacía su trabajo y propiedad hacía que el señor Marceliano día tras día fuera a visitar su molino, una imagen que muchos vecinos pudieron comprobar ya que era muy habitual verle subido en su bicicleta.

Hoy el Molino del Pisón es una edificio que llama la atención por su envergadura y porque todavía guarda el encanto de una época. Situado en un enclave apartado, hace que muchas personas pasen a verlo desde la vieja carretera que se comunica con la localidad de Carbajal de la Legua.

MOLINO DEL COTO O «MOLINO DE LA PONTONA»

Molino situado en la localidad de Sariegos.

Así está registrado en el Inventario Arqueológico de Castilla y León pero todo el mundo lo conoce como el Molino de La Pontona, debido al paraje donde se encuentra.

Al igual que todos los molinos del municipio era maquilero. Este concepto se debe a que se cobraba “la maquila” (1) ya que no había dinero con que pagar y correspondería a la porción de grano o harina que corresponde al molinero por la molienda.

Varios han sido los propietarios de este molino desde hace muchos años, se sabe que hubo un señor que lo trabajó llamado Pepe y que posteriormente Emilio Farrajón, que descendía de Vivero de Omaña, se trasladó con su madre cerca de la capital y arrendaron un molino en Villabalter y posteriormente se interesaron por el molino de La Pontona y lo compraron.

Este molino sirvió para moler pienso, harina y servía para producir luz para el barrio de La Pontona.

En el año 1994 se compró y se habilitó como vivienda lo que ha permitido que siga conservando su encanto siendo un elemento arquitectónico ligado a la historia de nuestros pueblos.

MOLINO LAGAÑOSO

Este es un molino que muy poca gente conoce. A pesar de estar en la zona de la presa del Bernesga, no se encuentra cerca de la carretera. En la actualidad el acceso a él es complicado porque los caminos de servidumbre están llenos de maleza.  Se encuentra entre la pasarela de Sariegos y la zona llamada Los Barriales de Azadinos. En la actualidad pertenece a la familia Sierra Álvarez.

Al igual que el resto se dedicaba a moler cereal y con el paso del tiempo acabó siendo una carpintería. Cuentan los vecinos de la zona que en los años 50 ya no funcionaba y que estaba cerrado y que era muy común ver a los pequeños que iban a cuidar las vacas a La Vega de Sariegos, ir hasta allí y juntarse la gente de Pobladura y Sariegos para jugar era muy común e hizo que muchas generaciones compartieran momentos de diversión en torno a este molino.

MOLINO Y SIERRA DEL PRADÓN

Al igual que el resto no se sabe con exactitud cuál fue su origen, pero sí que se destinó como molino y luego como serrería. En El Catastro del Marqués de la Ensenada se refiere a un molino maquilero, de dos ruedas, que llaman el de Arriba y muele centeno y pertenece al convento de San Marcos, fue desamortizado (1799-1808) y pasó a manos privadas. En el siglo XVIII ya se conocía de su existencia por documentos donde se menciona la existencia de su torre

Este molino se encuentra en frente del Pradón de los Monjes, en la localidad de Azadinos, en la carretera de Caboalles .Dada la proximidad al río Bernesga y las condiciones naturales para el desarrollo de grandes plantaciones de chopos, se favoreció que existiera en la zona la implantación de una sierra. El último propietario fue Aquilio García.

Era un edificio grande, en la parte superior de la serrería las instalaciones estaban adaptadas para que fuera vivienda de una familia que a su vez ayudaría al funcionamiento y trabajo de la serrería. Debido a la competencia de la industria de la madera los dueños cerraron esta serrería y buscaron otra ubicación en el municipio de San Andrés del Rabanedo.

En la actualidad el edificio se ha rehabilitado y adaptado para la celebración de eventos.

MOLINO CABO DE LA PRESA

Se trata de una instalación que se encuentra situada a lo largo del cauce de la Presa del Bernesga, que trabajaba todo el año, no era estacional y cobraba maquila.

Tampoco se sabe cuándo se construyó, pero en El Catastro del Marqués de la Ensenada ya queda reflejada su existencia y añadiendo que pertenece a José Ibáñez, que era vecino de León y que dicho molino muele con tres ruedas.

Según testimonio de su propietaria,

«El molino fue comprado por su abuelo el 18 de septiembre de 1945 y se lo compró a la viuda de Norberto Arévalo López, y las hijas de éste; Rosa y Carmen. Concretamente lo identifican en la escritura como molino harinero al sitio del Cabo de la presa, Coto y Pontico. Estos señores lo habían comprado en el año 1902. Lo más peculiar es que en la propia escritura se describe el salto de agua que posee el molino y que sigue en vigor a esta fecha, y que la mayor parte de los edificios que componían el molino (porque había otros dos destinados a almacenes) fueron consumidos por un incendio. Lo compró mi abuelo (José Llanos Suárez) en la cantidad de 20.000 pts

En la actualidad, es un molino que se ha rehabilitado para vivienda y sigue conservando la belleza que en su día le hizo único.

Escritura del último cambio de propiedad del Molino Cabo de la Presa

MOLINO DE LOS MORATIELES

Poco se ha llegado a saber de dicho molino, se sabe que está en un paraje llamado “La Becillana” que pertenece al pueblo de Azadinos.

El Catastro del Marqués de la Ensenada alude a él como el de “Abajo” y que sus propietarios eran Constancia García y Juan Llanos, que eran vecinos de Azadinos. Este molino molía con dos ruedas. Al igual que otros molinos, éste en su última época adquirió el nombre de sus propietarios «Los Moratieles«. Cuentan los vecinos de la zona, que a mediados de los años 30 ya no existía y que era un molino que molía harina y que en las proximidades había una casa grande donde vivían unos caseros que cuidaban del molino y de la finca.

En la actualidad, no existe como edificio, desapareció y solamente se puede ver la existencia del mismo coincidiendo que la Presa del Bernesga no lleve agua y pueda divisarse en la acequia resto de alguna piedra que formaba parte de su funcionamiento.

Molinos de rodezno

La mayoría de los molinos hidráulicos de León eran de rodezno.

El rodezno es una rueda horizontal dentada situada sobre el cauce del río que se mueve por el empuje del agua de forma natural. Eleva este movimiento a las ruedas del molino sin necesidad de engranajes n i transmisión alguna, el eje que une el rodezno con la piedra volandera es el que la impulsa. Este modelo es diferente a los de rueda vertical que apenas se conocían en el Norte de la península.

Modelo de rodezno

Modelo de rodezno, rueda horizontal sobre el cauce del río con el eje que eleva el movimiento a la piedra volandera. Molino El Pisón de Pobladura del Bernesga.

(1) La Maquila

La maquila hace referencia a una cantidad variable, es la parte de la molienda que corresponde al molinero; viene del árabe makila o medida y sirve para denominar el sistema de pago en los molinos: el molinero muele el trigo y cobra por su servicio quedándose con una parte de la harina obtenida. En León se tiene referencia a que el cobro era de un celemín por cada quilma de trigo, o saco . Es decir, por cada 80, 85 kg de trigo cobraba unos 6,5 kg de harina

Documentación:

BOP de León de 19 de septiembre de 1956, p 4

PABLO ZAPICO GUTIÉRREZ: Inventario de los molinos de la provincia de León en el catastro de Ensenada y en los diccionarios de Miñano y Madoz. Tesis doctoral. Universidad de Valladolid

La matanza del gocho en el municipio de Sariegos: nuestras anécdotas

En nuestro municipio, como en toda la provincia de León, era esencial tener un gocho que alimentar durante todo el año para luego sacrificar y poder disponer en la despensa alimentos para pasar el invierno. Algunas familias, incluso, podían cuidar varios que luego llevaban al mercado a vender.

Al gocho se le conocía con varios nombres: cerdos, marranos, cochinos,… pero en nuestra zona empleamos con más frecuencia el de «gocho».

Foto del año 1945 en que una familia de Carbajal de la Legua al completo y algunos vecinos se dirigían al mercado de León para la venta de un cochino.

Las condiciones de vida eran muy diferentes a las actuales, las familias disponían de varios animales para su sustento, entre ellos algún cerdo. El lugar que ocupaban en el corral se llamaba la cubil, allí se le alimentaba con todos los restos vegetales de la comida de la familia, generalmente se cocían antes de dárselo: restos de frutas, que antes sólo eran manzanas, restos de patatas, de berzas y de pan, fundamentalmente.

Se sacaba a las hembras hasta donde estaba el macho para que las cubriese. Las mujeres de Sariegos solían llevarlas hasta casa de Laureana, en la foto camino de Pobladura donde también se llevaban..

A pesar del progreso y de todos los adelantos, la matanza del cerdo sigue siendo el gran acontecimiento de otoño en la vida de muchas familias en nuestro municipio, como atestiguan algunas fotos que presentamos a continuación realizadas en las fechas en que este documento se redacta.

En septiembre, cuando el cerdo pesa 50 ó 60 kilos de peso, se le capa para que pueda llegar a alcanzar máas de 100 kilos. Además, los gochos machos si no se capan pueden dar problemas de mal sabor, se dice que sabe a verraco[1].

La noche anterior de la matanza se deja ayunar al gocho para que las tripas estén limpias.

En el otoño se compran las cebollas para las morcillas, si no se han cultivado en el huerto propio. Se prefieren las que en León se llaman “de horco”.

Dos o tres días antes de la matanza se compran los aliños y otros elementos para los embutidos: pimentón, pimienta para los salchichones, ajos, los mazos de tripas, sal gruesa, hogazas de pan para las morcillas, hilo para atar los embutidos, que serán de colores para identificar los salchichones, las morcillas, los chorizos picantes y los dulces. Las tripas, que hoy en día se compran (son de ternera), se meten en una cazuela con agua para desalarlas y ponerlas suaves y hay que darles la vuelta bajo un chorro de agua fría, lo que hacen las mujeres con mucha maña.

Antiguamente se usaban las tripas del propio gocho. Las mujeres iban a lavarlas a la orilla del río en Carbajal o en las fuentes. En Pobladura se lavaban en «La Fontanilla» porque el agua estaba más caliente que en el resto .En Azadinos las mujeres iban a lavarlas a «La Reguera» y las que vivían en el Barrio de Arriba solían ir a la zona de «Fuentes Grandes» . Las mujeres de Sariegos las lavaban en la zona de «Los Casarones«. Era una tarea ingrata pues el agua ya llegaba muy fría de las montañas; si el invierno se adelantaba, había que romper el hielo para poder lavar.

Recreación del lavado de tripas en fuentes y ríos.

También, previamente, se preparaba todo el instrumental necesario pues los chuchillos debían estar afilados y todo muy limpio: artesas, morteros, las máquinas de picar y embutir, calderas que eran de cobre y muy grandes, tablas para cortar, …

Se preparan, igualmente, los lugares para el trabajo, y se cuelgan los varales que han de sostener chorizos, salchichones y morcillas; también se prepara el lugar donde algunos embutidos serán ahumados, para su mejor conservación, evitar así la mosca y procurar su secado más rápido. El sabor a humo acabó constituyendo un valor en sí mismo para la mayoría de las familias.

El día que se mataba el gocho, ya al atardecer, las mujeres iban preparando las cebollas, pelándolas y partiéndolas en trozos menudos, y se pelaban los ajos para al día siguiente preparar jijas y mondongo. Igualmente, se partían las hogazas como «para sopas».

El gocho se coloca en un banco de madera que siempre es el mismo para tal fin. Para sujetar al gocho se necesitaban tres o cuatro personas fornidas. Normalmente, en cada pueblo había un matarife al que se le pedía acudir para matar al cerdo por su buen hacer, pero también en cada familia había un hombre que se especializaba en esa tarea.

Se le clava un cuchillo en la yugular y rápidamente, la dueña de la casa o la mujer en quien delegue coloca un cubo para recoger la sangre a la que no se para de dar vueltas para que no coagule pues será la base de las morcillas. En algunas ocasiones se hace una prueba con la sangre friéndola en fiyuelas de sangre, o cociéndola en tacos más gruesos que se podía guisar luego con vísceras y mucha cebolla.

Una vez muerto el gocho y retirado el cubo con la sangre se le quema ligeramente la piel (se chamusca) antes con unos cuelmos encendidos, hoy se pueden utilizar sopletes, para que quede bien limpio de pelos y desinfectado, después se raspa para quitar toda la piel chamuscada. Para raspar bien al cerdo se utilizaban restos de tejas viejas, de guadañas rotas,… y más actualmente se preparaba un instrumento con las chapas de las botellas de refrescos.

Una vez limpio, se cuelga al gocho por las patas de atrás, dejando la cabeza colgando, para que pierda los restos de sangre y poder trabajarlo con higiene. Se le da un corte longitudinal a lo largo de la tripa y se vacían todos los intestinos y las vísceras y se limpia por dentro.

La vejiga del gocho se dejaba para el entretenimiento de los niños, y pronto desaparecía de la vista.

Del hígado se corta un trozo que, junto con un trocito de carne se lleva al veterinario para que analice no tenga triquina pues es el lugar más fácil para verlo.

El gocho así limpio se solía dejar una noche y ya a primera hora del día siguiente se corta en piezas, se “estaza”. Se van separando las partes de carne de los huesos, algunos de ellos se usarán para hacer botillos (en el Bierzo) o yoscos (en la Montaña Occidental). Algunas partes de hueso como las costillas también se pueden adobar y colgar para curar y comerlas durante el invierno.

Algunas piezas grandes como el lomo o los jamones se pueden dejar enteros para curar. Si el invierno viene húmedo es probable que los jamones no curen bien y por ello se opta por picarlos y emplearlos para los salchichones.

La carne del despiece hay que dejarla limpia de manteca.

Una pieza que se coge con mucho cuidado es la que conocemos con de nombre de manto, es una especie de red de grasa muy fina que cubre las vísceras en el vientre del cerdo.

Toda la manteca se pone a derretir en la cocina vieja que también llamamos aquí cocinacha. Tiene muchos usos: para las morcillas, para las pastas de la matanza que luego se conocieron como “nevaditos” y que antiguamente era el único dulce de la Navidad, lo restos peores para hacer jabón… Los trozos más duros que quedan al derretirse se llaman chicharrones y se pueden utilizar en unas tortas de pan planas a las que se añadían y sobre las que se espolvoreaba un poco de azúcar por encima, o para hacer las migas que llaman del pastor, añadiéndoles en la sartén unas migas de pan y un poco de azúcar.

FABRICACIÓN DE EMBUTIDOS

Las mujeres mezclaban la manteca derretida con las cebollas y el pan y se hacía el “mondongo” para las morcillas que luego se embutían en tripas gruesas y atadas cortas. En León se hacían de dos modos según los lugares, bien se cocía el mondongo y luego se embutía o bien se embutía y luego se cocían las morcillas; en este caso, era conveniente picarlas bien por varios puntos para que no se abriesen en la cocción. Luego se colgaban en los varales dispuestos para ello y se utilizaban en los primeros meses del año bien para comerlas fritas o bien en los cocidos y potajes de habas.

Los chorizos: Con la carne bien picada y con mezcla de tocino se preparan las jijas o picadillo, que llevan su parte proporcional de sal, ajos machacados y pimentón, al gusto de cada familia, pero también lo suficiente para que los chorizos no se estropeen. Se deja este picadillo en una artesa, dándole vuelta cada poco para que el pimentón y la sal se distribuyan por igual. Normalmente se embuten al tercer día de la matanza. Se dejan reposar toda la noche bien tapado con una tela blanca de lino o algodón, y sobre ellas se hacía una cruz para protegerlas y que no se estropeasen.

Los chorizos se podían hacer con diferente grado de picor, al gusto de cada casa. Se ataban más cortos si se empleaban para el cocido, normalmente se utilizan más frescos y se ataban en tripas más largas si se iban a dejar curar para comer en crudo.

En ocasiones, se les echaba callos a los chorizos, y entonces se llamaban longanizas.

Salchichones: Para hacer el salchichón se emplea la carne de la pata que se puede curar para jamón. La familia decidía si utilizar estas patas para curar jamones o hacer salchichones. Si el año venía húmedo solían decantarse por el salchichón pues el riesgo de que el jamón se estropease era muy grande. Al igual que los chorizos se preparan con la carne bien picada y tocino, pero en lugar de llevar pimentón, llevan pimienta, que solía ir machacada en parte y en grano otra parte, y un vasito de vino blanco.

Chorizos y salchichones cuelgan de los varales para ser ahumados. Han de durar todo el año así que la dueña de la casa irá distribuyendo con mesura.

Lomo: El lomo se podía curar untándolo bien de agua con sal pimentón, se dejaba una noche con esta salazón y luego se colgaba. También se podía embuchar.

Jamones y paletillas se curaban dejándolos reposar una noche en agua con sal. Al día siguiente se les ponía una piedras encima para que soltasen toda el agua y restos de sangre. Después se colgaban para su secado.

Tocino El tocino era un bien apreciado pues siempre se echaba un buen trozo al cocido; eran tiempos en que el trabajo físico era mucho y no había miedo al colesterol. También se curaba la panceta, untándola de sal y colgándola al humo. Durante los días de la matanza los torreznos eran muy apreciados.

La manteca que no se utilizaba se guardaba en cazuelas de barro (en algunos lugares de la provincia de León se metía en la vejiga). También se empleaba para hacer el jabón de la familia, mezclándola con sosa y agua caliente. No había otro jabón, y siempre se encontraba algún trozo en los lavaderos o al lado de algunas piedras en las pozas de los ríos donde se iba a la lavar la ropa.

LA COMIDA DURANTE LA MATANZA

En los días que duraba la matanza se comían las partes del cerdo que peor se conservaban y también las pruebas de los picadillos (jijas) o del mondongo de la morcilla.

Normalmente las pruebas se tomaban a modo de “tapa” o entrante antes de las comidas. En la comida se tomaba el hígado encebollado, en ocasiones con sangre cocida, y también partes más pequeñas del lomo como el solomillo.

Este capítulo merece mención aparte, por su gran valor culinario, lo dejaremos para otra ocasión.

Picadillo preparado para su degustación.

ALGUNAS ANÉCDOTAS QUE NOS HAN CONTADO L@S VECIN@S DEL MUNICIPIO

En la actualidad, ya hay pocos vecin@s que realicen la matanza en sus domicilios, pero es cierto que en sus recuerdos todavía quedan muchas anécdotas tanto vividas como algunas que oyeron que se dieron en esta zona. Algunas de ellas son las siguientes:

No era muy habitual que sucediera, pero siempre se oía en la zona que algún gocho, pensando que ya estaba muerto, se salía del banco y empezaba a correr huyendo antes de que se le chamuscara. A los hombres les tocaba ir corriendo detrás de él para volverlo a llevar a su sitio.

Cuando llegaba el Domingo de Resurrección y se recogía el agua bendita, además de esparcirla por todas las habitaciones de la casa, se echaba en las cuadras y sobre los animales para protegerles.

Los niños esperaban con expectación que sacaran la vejiga para así llenarla con aire y jugar a la pelota.

Para que la carne su cure perfectamente existe la costumbre de hacerle una cruz cuando el picadillo está reposando en la artesa y se le tapa con una sábana de lino o algodón blanca, con la idea que sirva para proteger la carne.

Si la mujer tenía la menstruación se le prohibía, durante esos días, acercarse a las tareas de la matanza. Existe la creencia de que si lo hacía se estropeaba y eso provocaba que no hubiera alimento para el resto del año.

Uno de los momentos delicados en el proceso de la limpieza del gocho era separar la bilis del resto del hígado, ya que si se rompía , el hígado habría que tirarlo por el sabor que podría dejar.

Entre la matanza del primer gocho y del segundo se tomaban «las diez» que fundamentalmente se trataba de embutido: chorizo, lomo, queso, jamón.. acompañado de pan y vino. Era una manera de coger fuerzas para afrontar la mañana y el trabajo que quedara por hacer. También si sólo se mataba uno, al término de las tareas principales.

Durante toda la matanza era habitual tomarse unos chupitos de orujo, que siempre estaba a mano para cualquier momento de reposo. La matanza siempre debía de realizarse en lugares fríos para que la carne no se estropease (no la picase la mosca) y requería buenas constituciones físicas para soportarla. El momento de matar era más dinámico, pero remover el picadillo o embutir era tarea que hacía pasar mucho frío y el orujo servía para engañar al cuerpo porque, ya sabemos que calor no da.

Cuando se colgaba el gocho sobre una viga y se le dejaba que enfriase la carne antes de estazarle se le ponía debajo del morro un caldero, una lata , una pota…. para que fuera la sangre para allí y no manchara el suelo, y se le ponía en la parte de la mandíbula un trozo de madera para que quedara abierta.

Existía la costumbre de dar la prueba a la gente con la que existía amistad . Consistía en darle un poco de todo: carne, asadura, picadillo. Que alguien te llevara «la prueba» era recibida con gran alegría porque había un componente de generosidad.

Si el animal era hembra unos meses antes se le controlaba para que no coincidiese el día de la matanza de cuando estuviera berrona.

Era común los días de la matanza freír filetes de la carne del cerdo y el bazo, encima de la chapa de la cocina de carbón.

REFRANES DE LA MATANZA

Por San Martino mata la vieja el cochino.

Por San Martín, mata tu gorrín y destapa tu vinín

A todo gocho le llega su Samartino.

Con ayuda de mi vecino mató mi padre un cochino.

El ajo fino, por San Martino.

Por San Martino, mata el pobre el cochino y por San Andrés, el rico los tres.

Cuando se mata el gorrino, no se va a la escuela.

No llenarás bien la panza si no haces buena matanza.

Gracias a todos los informantes y a las personas que han facilitado fotos de algunos de los procesos.

[1] Verraco, al cerdo macho que se destina a la reproducción