Versión de este capítulo de nuestra historia a partir de los tomos muy interesantes: España Sagrada, del P. Manuel Risco, de 1786, e Historia de San Isidoro, de Julio Pérez Llamazares, abad de San Isidoro, de 1927. Ambos se pueden encontrar en la Biblioteca Digital de Castilla y León.
Los monasterios de San Juan y San Pelayo en León y San Isidoro y el traslado de sus monjes a Carbajal de la Legua
La fundación en el S. XII del Monasterio de Canónigos Reglares de Carbajal, bajo la Regla de San Agustín, y el posterior traslado de las Monjas de San Pelayo de León a Carbajal, está estrechamente relacionado con la construcción de San Isidoro de León después de que llegase su cuerpo a la ciudad en un periodo de la Reconquista cuyos protagonistas fueron el Rey y Emperador Alfonso VII de León y su hermana Dña. Sancha Raimúndez.
Los primeros datos que tenemos sobre el lugar que hoy ocupa San Isidoro de León es que allí había dos monasterios, en el siglo X, dedicados a San Juan y a San Pelayo, un niño que había sido martirizado en Córdoba en esas fechas (año 925) y cuyos restos fueron traídos a León. Este monasterio de San Pelayo fue mandado construir por Sancho I y allí fue a residir su hermana Elvira, monja, junto con las hermanas de su congregación, procedentes muchas de familias reales y de la alta nobleza; por lo tanto, este edificio gozaba ya de presencia real desde sus inicios y era una comunidad femenina. Estos edificios fueron destruidos por Almanzor y el cuerpo de San Pelayo fue llevado a Oviedo para su protección junto con las monjas (a las que hoy se las conoce cariñosamente con el nombre de Pelayas).
Los monasterios fueron mandados reconstruir por Alfonso V y se reorganizaron las comunidades de monjas y de los canónigos que asistían a la catedral y daban servicio a la congregación de monjas.
Su hija, la reina Sancha I de León, mandó construir un edificio mayor y más noble, con el Panteón de los Reyes que después mando pintar Urraca I de León, tal como hoy conocemos, y para darle prestigio mandó traer de Sevilla el cuerpo de San Isidoro. En 1063 se consagró esta nueva iglesia bajo la advocación de San Isidoro.
Los reyes mantenían una absoluta protección del templo, hacían valiosos regalos de joyas y celebraban en él todos los acontecimientos sociales posibles.
Fundación del Monasterio de Canónigos Reglares de «Carvajal», bajo la regla de San Agustín, hecha por el Obispo Don Juan en favor de los Canónigos de la Catedral de León.
En la antigüedad, un grupo de clérigos auxiliaba al obispo comenzando una vida en común y renunciando al uso privado de sus bienes, según la regla visigótica. Estamos hablando de los siglos anteriores al X y por lo tanto a la asistencia en una catedral románica.
Pero se estaban produciendo muchos cambios en Europa y en España, no sólo políticos, también religiosos con nuevas reglas y ordenamientos.
En el año 1144, «el Obispo D. Diego (1112-1130) introdujo en su iglesia de León nuevo género de vida moderando la disciplina que se había observado en siglos anteriores (…) Algunos Canónigos de espíritu fervoroso no estaban satisfechos con el nuevo sistema y deseaban vida más regular y perfecta».
Uno de los que más apetecían cumplir con el canon establecido en el Concilio de 1063 era D. Pedro Arias, prior de la Sta. Iglesia de León que junto con su compañero Álvaro Martínez Muñoz trasladaron sus deseos al nuevo obispo de León D. Juan Albertino (1139-1181) , quien hizo lo posible por cumplir su deseo.
De esta manera, se les entrega terreno en Carbajal de la Legua para asentar allí un monasterio donde poder hacer vida común en el estilo que pretendían.
«en la ribera del río Vernesga, en territorio propio de la iglesia de León, y en lugar que hasta ahora conserva el nombre de Carvajal (…) observando en este lugar la regla de S. Agustín».
«El día 24 de febrero de 1144, firmó el obispo junto con su cabildo, la escritura de fundación de un Convento, que llama canónigo regular, cuyo establecimiento dice se dirigía a honra de Dios, de la gloriosa Virgen María, y de la Santa Sede Legionense» (…) y el fin de esta obra era que los Canónigos de la Catedral u otras personas que quisiesen hacer vida más religiosa y libre de los negocios del siglo pudiesen cumplir sus santos deseos, observando en lo referido lugar, Regla de N.P. San Agustín, como la más acomodada a la perfección apostólica«
El obispo les concede las mismas prebendas que tenían en La Catedral para que pudieran sustentarse.
«…Además del sitio necesario para la fundación del Monasterio, y demás edificios les dona la villa de Carvajal, con todas sus tierras, viñas, montes, y demás bienes que tenía, y podía adquirir en adelante; la hacienda de la Iglesia de S. Marcelo en el mismo lugar, el Monasterio de S. Tirso de Valdecastro, con las pertenencias que constaban de sus escrituras, la heredad de Sariegos; y finalmente les permite que puedan retener libremente todo lo que ofrecieren al Convento los Reyes, Obispos y demás personas; de suerte que ninguno pueda contradecirles, ni inquietarlos en su posesión. (…) Concede todo lo que expresa la escritura al Monasterio referido de Carvajal en las personas de Pedro Arias y Álvaro Martínez de Muñoz, que fueron los primeros que se dedicaron a vivir conforme a la Regla de San Agustín y a quienes se dio el dicho lugar para que ellos fundasen el Monasterio»(p195).
Restos encontrados del Monasterio. Fotos de Moncho Franco.
Traslado de los monjes de Carbajal a San Isidoro de León por petición de Doña Sancha y su sustitución por las monjas benedictinas.
Don Pedro Arias y sus compañeros gozaron muy poco tiempo del Monasterio pues fueron trasladados a San Isidoro de León cuatro años después, en 1148. por deseo de la infanta Doña Sancha (p 199).
La Infanta Doña Sancha, hermana del Rey Emperador Don Alfonso, mantenía una veneración fervorosa a San Isidoro y quiso que tuviese culto público, continuo y solemne y consideró que para cumplir sus deseos nada mejor que se instalasen allí una Comunidad de Canónigos que profesasen la regla de San Agustín por lo que rogó muchas veces a su hermano el traslado de los monjes de Carbajal, a quien esta petición le parecía importunar a aquellos que tan recientemente habían fundado allí su monasterio. Pero hallábase el Rey Alfonso en lucha contra los moros en la plaza de Baeza y siendo aquellos más numerosos daban los cristianos por perdida la batalla y la vida, cuando, estando dormido el rey, se le aparece un «venerable pontífice resplandeciente como el Sol» que le dijo que no temiese, al preguntarle quien era contestó que Isidoro, sucesor del Apóstol Santiago en la predicación de España. Al despertar el rey mandó, aquella misma noche, complacer los deseos de su hermana Doña Sancha y trasladar a los Canónigos de Carbajal a San Isidoro de León e instituir una ilustre cofradía. Al día siguiente, en la batalla, los guerreros cristianos fueron acompañados por San Isidoro pudiendo vencer a los infieles, entrando el rey D Alonso en la ciudad ese mismo día.
A su regreso a León en 1147 el Rey establece la Cofradía del Santo Doctor la cual tomó por divisa el Pendón de Baeza en el cual el Rey mandó bordar la aparición de San Isidoro, a caballo, con su capa pontifical, con una cruz en la mano y la espada en la otra.
Se trae el cuerpo de San Isidoro a León y se instala en ese momento en la Iglesia de San Juan. Se considera que éste no es sitio suficiente para albergar a los canónigos de Carbajal y dado que las monjas ocupan el monasterio cercano donde descansa el cuerpo de San Pelayo, que se había traído de Córdoba, se las traslada a Carbajal para que los monjes pudieran ocupar ese espacio. De este modo, las monjas fueron trasladadas al monasterio de Carbajal, lugar espacioso y bien dotado pues había pertenecido a los Canónigos de la Catedral y estos ocuparon el monasterio de San Pelayo en León; se traslada el cuerpo de la iglesia de San Juan a la de San Isidoro y se les da a los monjes este lugar también, junto con el Monasterio de San Salvador, extramuros, y el de Santa Marina (pp 192-205)
Para dar solemnidad a este traslado, se firma en las Cortes que se celebran en Palencia el 18 de febrero del 1148
En 1600 las monjas benedictinas, hoy conocidas como Carbajalas, son trasladadas de nuevo a León, lo que veremos en un capítulo aparte.
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DOCUMENTACIÓN:
DOMINGUEZ SÁNCHEZ, Santiago (2000). Colección documental del Monasterio de Santa María de Carbajal (1093-1461). León: Centro de Estudios e Investigación «San Isidoro». ISBN 84-87667-42-2
GARCÍA MARTÍNEZ, AÍDA: Aproximación crítica a la historiografía de San Isidoro de León. Universidad Autónoma de Madrid 2005
PÉREZ LLAMAZARES, JULIO (Abad Prior de San Isidoro) Historia de la Real Colegiata de San Isidoro de León León. Imprenta Moderna 1927 – p 55) Varias Páginas. Buscar «Carbajal»
QUADRADO, JOSÉ MARÍA: Asturias y León, sus monumentos y artes, su naturaleza e Historia. Barcelona 1885 Ed. de Daniel Cortezo y Ciá. pp 476 y ss)
RISCO, MANUEL (R.P.M.Fr.- Orden de San Agustín): España Sagrada. Memorias de la Santa Iglesia exenta de León, concernientes a los siglos XI, XII y XIII. Madrid. 1786. oficina de Pedro Marín. Tomo XXXV y XXXVI p. CXV
http://xurdemoran.blogspot.com/2018/05/carbajal-de-la-legua-villalbura-y.html
WIKIPEDIA: Obispos de León; https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Obispos_de_Le%C3%B3n
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