Muchas de las personas que son naturales del municipio conocen esta tradición que se realizaba en la gran mayoría de los pueblos de nuestra provincia.
Se trata de una capilla de madera que tiene un cristal con figuras de la Sagrada Familia, en el caso de Pobladura del Bernesga y Sariegos eran del Niño Jesús, la Virgen María y San José, . En Pobladura, se le suele llamar “La Santina”.
Es una antigua costumbre nacida en el siglo XV y de la que fueron precursores los frailes franciscanos en Italia. Las más antiguas llevaban las imágenes de la Virgen del Carmen, de San Antonio de Padua o de San Francisco de Asís.
Parece que su introducción en España se debe, hacia 1913, a los PP. Paúles y a las hermanas de la Caridad.
Aunque no en todos los lugares se hace del mismo modo, la costumbre apenas ha cambiado a lo largo de los siglos: cada capilla suele rotar en un grupo de hogares (por eso se llama «domiciliaria») de modo que pueda regresar al cabo de un mes al punto de partida. El turno va de vecino en vecino siguiendo siempre la misma dirección, y se procura que la capilla pase al menos una noche en la casa, de manera que los miembros de la familia puedan «velar» la imagen. En Pobladura, «la Santina» estaba un sólo día. Se solía llevar a otra vivienda por la tarde más bien al oscurecer.
Para que cada uno supiera a qué casa tenía que llevarla, la relación de abonados estaba normalmente inscrita en la parte posterior de la capilla.
Cuando iba de casa en casa, al llamar a la puerta se oía: «Ave María Purísima…» y añadían «la Virgen», «San Antonio», etc., según de quién se tratase. Y había cierta preocupación si pasaban los días y la Virgen no llegaba el día en que la esperaban. En cada pueblo solían tener una oración para recibirla y otra para despedirse
Cuando llegaba la imagen a una casa se hacía el recibimiento, se abría la capilla y se le ponía una luz, que estaba hasta que abandonaba la casa, y para la salida se realizaba lo relativo a la despedida.
Suele colocarse la capilla en un lugar preferente, para que quede patente la protección sobre el hogar y sea fácil acudir en oración. En el interior, había unos libros pequeños en los que aparecían las oraciones que se les rezaban.que sirven para recibir la imagen y para despedirla.
La caja de madera tiene un formato vertical de más o menos 60 centímetros. Tiene dos puertas pequeñas, un cajón con una ranura a modo de hucha en la parte inferior y en la superior una corona de marquetería con una cruz; la imagen estaba en el centro y las puertas quedaban abiertas el tiempo que la imagen se quedara en la casa.
Estas capillas se iluminaban como señal de oración y respeto, tanto de día como de noche, se encendía una lamparilla de aceite, Más adelante se iluminaron con velas.
También es costumbre hponer una limosna en la hucha que lleva incorporada y que se destina a obras de caridad. La adquisición y ritual de estas hornacinas no estaba ligada al culto de la parroquia, aunque en la gran mayoría de las ocasiones se entregaba de manera voluntaria el dinero que se sacaba era para comprar flores y velas para la parroquia y para mandar misas a favor de las ánimas del pueblo.
En el caso de Pobladura del Bernesga, se compró a escote entre algunas vecinas del pueblo en tiempos del párroco Patrocinio (años 40-50).
INFORMACIÓN
Información recogida en 2013 por la Asociación Sociocultural “La Panzuela”
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