Un recorrido por nuestros cementerios

El uno de noviembre la iglesia católica lo dedica al recuerdo de todos los santos. Fue en el año 731 cuando el Papa Gregorio III, consagra la Basílica de San Pedro a todos los santos y establece la festividad el 1 de noviembre. Es una fiesta solemne en que se acostumbra ir a visitar las tumbas de los antepasados y dedicar un momento a su recuerdo llevándoles flores. Unido al día 1 se celebra el día 2 el recuerdo de todos los difuntos.

Es común en la familias dedicar unos días antes a adecentar los cementerios y concretamente las tumbas de nuestros seres queridos, se limpian y se llevan flores.

Los cementerios en el municipio de Sariegos son titularidad de las Juntas Vecinales. Antiguamente, se utilizaron terrenos cercanos a las iglesias de cada pueblo, pero, al crecer la población, fue necesario crear un cementerio mayor en cada una de las localidades,

Imágenes del antiguo cementerio de Azadinos antes de ser trasladado al lugar actual.

Cuando se trasladó el cementerio de Pobladura del Bernesga a su lugar actual en 2009, se encontraron muchos restos que parecían vestigios de una villa romana de la que los vecinos ya venían hablando pues otros restos se habían encontrado en 1911 al reformar el antiguo cementerio, solicitando en aquel momento a Patrimonio una investigación sobre el recinto.

El cementerio anexo a la iglesia de Sariegos fue convertido en una gran plaza ajardinada de acceso a la iglesia, para recordar a todas las personas que quedaron bajo ella, en lo que fue el antiguo cementerio, se señalaron dos cruces en el suelo de la misma:

Hagamos un recorrido actual por nuestros cementerios:

AZADINOS

CARBAJAL DE LA LEGUA

POBLADURA DEL BERNESGA

SARIEGOS

EVOLUCIÓN DE LOS CEMENTERIOS

En la Edad Media, con el auge del cristianismo se entendía que sólo la cercanía en el enterramiento a catedrales, iglesias o monasterios garantizaban la salvación de las almas, en esta preocupación por el destino de las almas, los cuerpos se depositaban en las iglesias en tumbas completamente anónimas, se reutilizaban las fosas una y otra vez y se amontonaban los huesos revueltos en los osarios. Esto se debía al poco valor que se daba a los cuerpos físicos frente al valor final del alma.

En el siglo XVIII, el estado de los cementerios se convirtió en un tema de salud pública, durante el gobierno de Carlos II, los informes que solicita a toda Europa debido a las grandes epidemias concluyen en relacionarlas con la situación insalubre de los cementerios en las ciudades. Se empieza a pensar en la muerte como un derecho civil y sujeto a sanidad y custodia, promulga una ley para alejar los cementerios de las ciudades y cuidar de su estado saludable, no obstante, la escasez de medios y el fuerte sentimiento tradicional de los españoles impidió que se cumpliese adecuadamente.

A partir de 1872, los cementerios son de titularidad pública y se regula la construcción de cementerios para no católicos.

En 1882 se establece que los cementerios estarán fuera de las localidades y en lugares sanos, con un cercado con muralla de dos metros de alto, para evitar profanaciones, con puertas de hierro cerradas con candado.

Entradas de los cementerios de Azadinos y Carbajal de la Legua.

Además, los cementerios han de contar con cuadro de párvulos o Gloria, Capilla o Catafalco para la consagración, salas dedicadas a autopsias y embalsamamientos, velorios, capilla y habitaciones para capellán y sepulturero. Y contarán con una cerca destinada a los no católicos.

Sala de autopsias del cementerio de Sariegos

Hasta finales del siglo XIX lo habitual era el enterramiento en tierra, sin inscripción alguna y tan solo con una cruz que podría ser de piedra o metal en la que se colocaba, en ocasiones, las iniciales de la persona fallecida; así se conservan aún algunos de nuestros enterramientos en el municipio.

Caen los muros que separan a creyentes de ateos, o a los buenos cristianos de los «excomulgados, suicidas, duelistas, los que hicieran quemar su cadáver y por último a pecadores públicos y madres solteras» con la ley de 3 de noviembre de 1978, para poder hacer efectiva la Constitución.

LA COSTUMBRE DE PONER CIPRESES EN LOS CEMENTERIOS

La costumbre de utilizar cipreses en los cementerios es muy antigua, las antiguas civilizaciones griega y romana ya lo plantaban pues consideraban que la copa de este árbol encaminaba las almas de los difuntos hacia los cielos.

Los cipreses son árboles cuya raíz crece verticalmente, por lo que no dañan los nichos, pues antiguamente se enterraba en tierra.

Ciprés en el cementerio de Azadinos.

LA POLICÍA MORTUORIA

A partir del año 1974 se crea la Policía Mortuoria, cuyo reglamento se aprueba este año en un Decreto que otorga funciones como establecer plazos para enterramientos, incineraciones, traslados, exhumaciones, etcétera.

Cerramos el artículo permitiendo descansar a nuestros seres queridos, allá donde se encuentren, sirvan estas notas para tenerlos en nuestro recuerdo.